Como ya conté, esa noche de sábado, volver a Lyon fue el plan J. Lo que no sabía es que este plan incluía volver con ellos a los Alpes. Más específicamente a mi lago (?): Lac le Bourget.
Recuerdo a Meli escribiéndome desde ahí hace poco menos de un año. Qué sabía yo que iba a terminar ahí con sus amigos.
¡Y qué paisaje! Pero cuando uno viene con mala racha no cambia tan fácil. Después de dar varias vueltas llegamos en BlaBlaCar (una plataforma de Car Pooling por la que le pagás a un mortal que va a hacer el trayecto que vos necesitás) a Aix les Bains y el cielo empezó a oscurecerse. De un lado había una claridad y luz hermosa que reflejaba en el lago, pero del otro una oscuridad que daba miedo, y más si sabés que vas a dormir en carpa. Pero resistimos. Charlamos, escuchamos música, nos sacamos fotos, nos reímos, mucho… Y no vimos un arcoíris, vimos dos.

Cuando no hubo más opción nos metimos en la carpa y comimos chocolate. Lo que no estaba nada mal para terminar un fin de semana en donde las cosas no fueron exactamente como las pensé. Quizás fueron mejores.
Sobrevivimos a la noche con lluvia en carpa y hasta había amanecido con sol. Había que aprovechar la mañana, pues ya era lunes y en Argentina dormían. El plan era agarrar algún sendero cuesta arriba
que nos habilitara buenas vistas del lago y los picos nevados de las montañas.

Hemos cumplido la misión. 💪 Incluso tuvimos un bonus track con unos viñedos de película y un burro con anteojos (?) .
Lo que siguió fueron malabares para conseguir enchufes para poder trabajar, la paciencia infinita de ellos por esto, la vuelta a Lyon en tren, una corrida a buscar mi valija para volver a la estación. Es que ahora sí era tiempo de seguir viaje. Pero ellos me acompañaron hasta el último segundo, incluido el mate, claro.
Lyon sin ellos no hubiera sido lo mismo. ¿En dónde nos volveremos a cruzar? 😝