Desde la llegada a Vancouver estuve incómoda (incluido migraciones), siendo inversamente proporcional (?) a lo genial que la pasé en Seattle. Nivel decidí irme un poco antes de lo previsto. La ciudad y la geografía es mucho más bella de lo que podía imaginar pero los lugares también lo hacen las personas. 🤷♀️ Quizás fue mala suerte pero preferí seguir a mi próximo destino.
Cuestión que ese martes tenía que hacer el bolso, dejar el hostel, trabajar, pasear y llegar a tiempo a la terminal. ¿Ambiciosa? Jamás. El problema es que de una u otra manera siempre lo logro.
Tuve dos horas para escaparme al Granvielle Island Public Market . Aunque había pasado por la zona no había entrado y mínimo debía probar unos macarons. Así fue. Di una vuelta y compré unas cositas que auspiciaron de almuerzo/merienda/cena. Eran las 4 de la tarde, no había comido y todo se veía súper tentador. Amo los colores y aromas de los mercados. Siempre que no haya una pescadería cerca. 😒
Sobre la costa del mismo Market, había un músico “callejero” de smoking. Quise subir una historia porque la postal era muy linda, pero el amable hombre dejó de tocar en cuanto me vio con el celular. No quería que lo filme. Con este acto de simpatía di por cerrado mi paseo. No tenía idea de que estaba a un ratito de hacer el viaje en micro más alucinante del universo. Vancouver, ni nos vimos.