Empezaba oficialmente mi último día en Seattle. Para ser más precisa, el último día en Estados Unidos. La noche anterior había sacado pasaje en tren de Seattle a Vancouver. 👏
Mis días duraban mil horas pero nunca alcanzaban, menos si era el último día en el destino. Trabajé desde muy temprano para llegar a tiempo al free walking tour del Public Market de la mañana. Qué espectacular ese mercado. Empezaba enfrente del primer Starbucks de la historia de la humanidad (?). El tour fue divertido, interesante y, sobre todo, rico. Nos dieron mil cosas para probar. A mí mucho el pescado no me gusta pero ese salmón ahumado… qué decirles. El chancho de la entrada principal, el acting (?) de los pescadores, los colores de las frutas, la pared de los chicles.
Terminado el tour me recomendaron un cafecito ahí enfrente con wifi, un chocolate caliente que se me pianta una lágrima y una vista…
Trabajé varias horas, hasta me hice una amiga. Una señora se sentó en mi mesa porque no había lugar y charlamos un ratito. Me preguntó cómo había llegado de Buenos Aires a Seattle, por qué estaba trabajando, se alegró que ahora se pueda viajar y trabajar a la vez y más le alegro que no tuviera miedo de hacerlo estando sola. 🤷♀️”En mi época jamás podría haber hecho esto, te felicito”, me acuerdo que dijo.
Mi día continuó. Di la vuelta al mundo en la súper rueda del puerto y fui a otro tour por la ciudad subterránea. No estuvo tan bueno. Paradójicamente ese era un tour pago. La guía no le puso nada de amor, a pesar de que lo que tenía para contar era más que interesante. ¿Sabían que Seattle tuvo un mega incendió en 1800 y pico y la reconstrucción de la cuidad la hicieron arriba de la anterior? Locura total.
Mi día no terminaba. Caminé un millón de cuadras, me tomé un bondi, me bajé mal, se largó a llover, caminé de nuevo, dejó de llover y llegué al lugar que el lunes me habían recomendado para ver el atardecer. Cerca de las 9pm, aún siendo de día, me despedí de esta ciudad que me enamoró, ya con algo de nostalgia. Solo tenía una certeza, tan pronto como pudiera, volvería.