A veces la improvisación puede generar algún gap (?) en los planes y lo que creemos que va a ser un embole terrible termina regalándote el mejor momento del día.
Ayer mi bondi llegó 5.55AM a Strasbourg y hasta las 10 no podía hacer el check in. ¿Qué iba a hacer esas 4 horas cargada con la valija y con más de 48 horas encima sin ver una cama? Ni idea. Esperaba llegar y tener algo de batería en el celu para buscar algún café abierto para atrincherarme. Y Google Maps, que todo lo sabe, me indicó que lo primero que abría era un Starbucks a las 7AM. Estaba a un poco más de un kilómetro, así que sin apuro empecé a caminar, sin tener inconveniente en equivocarme de calles, pues tenía más de una hora para llegar.
Vi el amanecer en uno de los ponts de Strasbourg. Vi la ciudad en silencio, vacía, como si fuera una maqueta. Caminé sus calles con una sonrisa, me perdí apropósito porque de nuevo la realidad superaba mis expectativas. ¡Qué bella es Strasbourg!
