Pasaron 25 años de la primera vez que bailé en público. Era chiquita, muy chiquita. Siendo aún más chiquita yo ya bailaba, sin escenario, sin luces, ni vestuario. Escuchaba música y bailaba, era innato. A esa esa edad, ¿qué no lo es? Y era lo suficientemente evidente para que mis papás pudieran notarlo. Ellos atentos, … Leer más